Aunque la Provincia de Buenos Aires siempre es clave, en 2025 la batalla decisiva se dará en la Capital. Allí, dos generaciones de política argentina se juegan su destino y su identidad.
Julio Burdman
29 de diciembre de 2024
Todos los años impares se utiliza la frase "la madre de todas las batallas" para
referirse a la elección en la Provincia de Buenos Aires. Domicilio del 38% de los votantes
efectivos nacionales, suele considerarse que quien gana las elecciones
bonaerenses, es el ganador nacional.
Efectivamente, la populosa Provincia de Buenos Aires es la llave de las elecciones presidenciales, sobre todo desde que son directas y en distrito único. Aritmética simple. Y tal vez por eso, por lo que promete a futuro, se
la considera determinante también en las elecciones intermedias de diputados nacionales, pese a que son en realidad 24 elecciones de distrito subnacional, y deberían medirse
en cantidad de bancas obtenidas. "La Provincia Presidencial" se lleva siempre el peso
simbólico de la política nacional. Así fue en 2009, hace quince años: Unión
PRO, la alianza que en Buenos Aires lideraba Francisco De Narváez, superó a la
boleta del oficialismo encabezada por Néstor Kirchner y con eso dejó la imagen
de ganador en el país, pese a que el espacio Unión PRO había quedado tercero en votos y bancas en la suma nacional.
En 2025, la
Provincia de Buenos Aires vuelve a ser una arena simbólica de la tendencia
nacional. Es el distrito donde mandan Axel Kicillof y Cristina Kirchner, y por
eso La Libertad Avanza y el bullrichismo -cada vez más adentro de LLA- quieren
confrontar directamente con ellos. Por las bancas y por los votos. Pero esta vez hay otra arena más. Milei y Bullrich tienen otra batalla igualmente importante en
la Ciudad de Buenos Aires. Quizá, más importante que la anterior. Para Milei, y
también para Patricia Bullrich, ganar en el territorio de Macri tiene un significado político
especial. Ganar la Provincia es
vencer a los líderes de la oposición, pero ganar la Capital es afianzarse sobre
los propios pies.
"Lo que de
tus padres has heredado, adquiérelo para que sea tuyo", dice el Fausto de
Goethe. Tanto Milei como Bullrich son forjadores de su propio camino, pero
deben mucho a Mauricio Macri. Sin lo que Macri inició, no habría Bullrich y tal
vez tampoco hubiera habido Milei. Pero tanto Milei como Bullrich no solo
consideran que el tibio Macri fue un fracaso político y económico, de cuya
sombra deben huir, sino que también es un obstáculo que deben remover para que
La Libertad Avanza termine de nacer. Karina Milei recorre el país, creando La
Libertad Avanza como partido nacional, y Patricia Bullrich prepara su lapicera
para llenar la ficha de afiliación, pero ambas necesitan matar al PRO para
completar el proceso. El nacimiento de La Libertad Avanza como partido, por
acción u omisión, se hace sobre los escombros amarillos. El mileísmo absorbió
mucho voto macrista, pero necesita más para consolidar un piso de +40 puntos. Y Bullrich, en tanto
dueña del espíritu real del votante macrista -que el propio Macri traicionó con
su "palomez"- necesita desplegar el estilete para completar el pase.
Si Patricia se pasa al libertarianismo sin competir con Macri, ella se va del
PRO; si lo hace venciendo a Mauricio, se habrá llevado al PRO con ella.
Con las
diferencias del caso, la elección de 2025 recuerda a la que tuvo lugar 20 años
antes, en 2005, donde Kirchner necesitaba matar políticamente a Duhalde para
terminar de nacer. En esa oportunidad, tanto Kirchner como Duhalde jugaron a la
guerra fría con sus respectivas esposas. Y la victoria del kirchnerismo sobre
el duhaldismo fue tan importante que la protagonista de la batalla decisiva,
Cristina, adquirió una notoriedad que hasta entonces no tenía, y que la llevó a
heredar anticipadamente la conquista de su esposo, el heredero. La Provincia de Buenos Aires
como campo de batalla sintetizaba el doble rol de distrito electoral principal del país, y de territorio simbólico duhaldista. En 2025 la batalla es bifronte: La Libertad Avanza peleará en la Provincia la demostración de su infantería electoral, pero la Caída de Roma será la de la Capital macrista. Y aunque Milei no tiene esposa, está dispuesto a jugar a sus dos damas
principales, su hermana Karina y su socia política Patricia. La apuradita
Villarruel se perdió la escena bélica de su vida.
Y el tambor de la guerra convoca a Mauricio. Si pensó que María
Eugenia Vidal podía pelear en su nombre desde el PRO, no midió correctamente la
importancia simbólica de la batalla: tiene que jugarse él, o acceder a la alianza nacional entre La Libertad Avanza y el PRO. Una capitulación digna, que implica aceptar que todas las cabezas de lista serán nominadas por La Libertad Avanza. Mientras tanto, hay
otra fuerza política que quiere nacer, y se juega su parto en la Ciudad. Es la
nueva versión de la Tercera Vía centrista, donde confluirían el MAD de Horacio
Rodriguez Larreta, los radicales opositores liderados por Martín Lousteau, y el
neoperonismo federal de Juan Schiaretti, entre otros. Larreta Senador -
Lousteau Diputado es una boleta posible de las viudas centro-progresistas de
Cambiemos para competir con sus sombras, los Macri y los Milei-Bullrich. Aquí
no solo se juega el destino político de sus protagonistas, sino el
nacimiento mismo de la Tercera Vía. Si
no logran terciar en la batalla, la criatura nunca habrá visto la luz.
Algunos consejeros de Mauricio sostienen que su largo plazo está allí. "Irse a la FIFA" en 2025, dejar que la Tercera Vía larretista-radical-schiarettista se despliegue contra Milei, y sumarse a ella en 2026. No jugar, digamos. Esto último le resultaría muy tentador en términos personales: una situación de abstención activa con expectativa de retorno, como un Perón modelo 1958 o, mejor aún, como Berlusconi modelo 2013-2018. Pero en el fondo sabe que todas esas estrategias de pretensión ajedrecística son una fuga hacia adelante. Lo real es que el centro gravitacional de la política es Milei, y que sus verdaderas opciones son dos: aceptar al heredero, o luchar contra él. La segunda, la duhaldista, es la magnánima, porque es la que le permite al nuevo la conquista de lo heredado.
¿Dónde deja todo esto al kirchnerismo porteño? Alguna
pista ya dio Cristina Kirchner con su discurso endurecido en la UMET del 11 de
diciembre de 2024. Esa Cristina, a diferencia de la Cristina de las cartas y los papers
del año que termina, parecía girar a la izquierda como respuesta al afianzamiento de Milei.
Si antes ella parecía decir "Milei algo de razón tiene, tratemos de
adaptar algo de lo que dice a nuestro mensaje", esta vez se subió al tren
FLACSO y afirmó que Milei es "otra cara del modelo de valorización
financiera neoliberal de siempre". Pero en la Ciudad, el espacio Unión por
la Patria estuvo durante años tratando de girar al centro con las candidaturas
de Leandro Santoro, empeñado en comerle votos larretistas y radicales a Juntos
por el Cambio, que ahora ya tendrá su versión centro-progresista constituida.
Por lo tanto, la estrategia dominante del kirchnerismo porteño será afianzarse
hacia la izquierda, para quedarse con el electorado minoritario pero homogéneo
del progresismo porteño, y evitar que la izquierda clásica quiera crecer a sus
expensas.