Primero Argentina. 

Bergoglio y Roca

Rosendo Fraga

6 de octubre de 2024

El Papa viene de realizar un capítulo importante de lo que, en mi opinión, será recordado como su aporte más valioso al futuro de la Iglesia. La geopolítica del Vaticano parece asumir claramente que el crecimiento del Catolicismo, no dependerá de una Europa, que es la región del mundo en la que avanza el secularismo y cae más la natalidad. El futuro de la Iglesia se encuentra más en Asia y África, donde conversiones y fieles se incrementan, que en las Américas donde ni avanza ni retrocede.

Un año atrás Francisco visitó Mongolia, un gran país en términos territoriales entre China y Rusia, con 2 millones de habitantes y sólo 2.000 católicos, donde ha nombrado al cardenal más joven, un misionero italiano de 45 años. Ahora ha visitado Indonesia el cuarto país más poblado y el primero de religión musulmana, donde el Catolicismo es una minoría que vive en armonía. También estuvo en Timor Oriental donde es católico el 90% y en Papúa Guinea donde lo es el 50%.

También en junio fue convocado por la cumbre de jefes de gobierno del G7 en su calidad de “voz moral de occidente”.

Pero en los últimos días reapareció el Bergoglio argentino que se enzarza en la política y cuyas actitudes se tornan opinables.

Más allá de ello, siempre fue cuidadoso con las interpretaciones del pasado que dividieran. Por es sorprende su afirmación   de “nosotros los argentinos,  que tenemos solo 600.000 aborígenes sobre 46 millones de personas, acordemos de Roca, que les cortó la cabeza a todos los aborígenes, una cosa vergonzosa”.

Los números que menciona son los del último censo. Se autocalifican como aborígenes quienes viven en pequeñas comunidades, manteniendo una unidad étnica. Pero la realidad no es que les hayan cortado la cabeza,- esta actitud bárbara fue común en las guerras civiles pero no en los enfrentamientos con los indios,- sino del mestizaje en el siglo XIX y el aluvión inmigratorio en la primera mitad del XX.

La ciudad de Buenos Aires fue una “isla” que se asemeja por su población a una ciudad de la Europa mediterránea.  Pero basta entrar en el Gran Buenos Aires para constatar que la Argentina mestiza es relevante. No en vano, se impuso el término de “cabecita negra” en referencia a los militantes peronistas a mediados del siglo pasado. Entrando en el interior profundo, hay quienes son étnicamente indígenas, pero trabajan de maestros, policías etc.

Años atrás la UBA publicó un estudio que el 48% de los argentinos tenía sangre indígena en alguna proporción. En mi caso, siempre supe que la tenía, aunque en forma imprecisa, a través de tradición familiar. Ahora a través del ADN, Sé así que tengo 12% de sangre aborigen,- mitad de la región pampeana y otro tanto de la andina,- y también 8% de africana de la región del Magreb, es de la parte norte del continente.

La política da claros ejemplos de mestizaje. El  más relevante es el de Perón cuya madre tenía origen indígena. También los tenía el último presidente de la generación del ochenta Victorino de la Plaza también por el lado materno. En este caso los rasgos eran mucho más evidentes que en el anterior.

Pero yendo al caso concreto de la llamada “Conquista desierto”, se denomina así a la campaña que comanda Roca como Ministro de Guerra y Marina, que permite al estado argentina avanzar hasta el Rio Negro.

Las fuerzas divididas en cinco desde el Atlántico hasta la Cordillera de los Andes, están integradas por aproximadamente 5.000 hombres en conjunto. Parten hacia fines de abril para converger las cinco en el Río Negro, frente a la isla de Choele-Choele, el 25 de mayo, para conmemorar allá la fecha patria.

Roca manda la columna que marcha paralela al Atlántico. El Presidente Avellaneda, ha designado capellán de la expedición al sacerdote Mariano Espinosa. Tiene la misma edad que Roca 35 años. Viajan juntos. Se trata de eclesiástico preparado, que el Concilio Vaticano I ha cumplido en Roma funciones de Secretario del mismo.

Traban amistad. En 1900, en la segunda Presidencia de Roca, es designado Arzobispo de Buenos Aires, cargo que ocupará hasta su muerte en 1923. Este antecesor de Bergoglio, escribió un minucioso diario sobre lo que vio en la campaña, el que fue publicado décadas después y aporta un testimonio relevante sobre esta campaña que dista de las interpretaciones que sostienen que fue un genocidio.

El plan militar se cumple con gran exactitud. El 25 de mayo de 1879, las cinco columnas reunidas, lo conmemoran con una misa, celebrada por el sacerdote Espinosa. De los 5.000 hombres que están formados, aproximadamente el 20% son los llamados “indios amigos”, que integran las fuerzas nacionales liderados por sus caciques.

Los partes de guerra dan cuenta de la muerte en combate de 900 “indios de pelea”. (En la campaña que comandó Rosas casi medio siglo antes fueran muertos casi cuatro veces más).

Roca asume la Presidencia al año siguiente. Hace de la Orden Salesiana un eje central de  su política para integrar a la población indígena mediante la religión y la educación. El  ejemplo de ello es el beato Ceferino Namuncurá, nieto  del gran cacique Calfulcurá, cuyo hijo Namuncurá lo concibe con la cautiva chilena Rosa Burgos.

La relación de Espinosa con Roca se prolonga durante más de tres décadas. En la Primera Presidencia, pese a las tensiones con el Vaticano en conjunto convocan y despliegan a los salesianos. En la segunda convergen para el restablecimiento de las relaciones.

Los procesos de cambio suelen ser violentos, conflictivos y también injustos, pero en el caso argentino la incorporación de los aborígenes se dio primero con su incorporación a la escuela pública primero, al servicio militar después y al voto universal secreto y obligatorio finalmente.