El Papa viene de realizar un capítulo
importante de lo que, en mi opinión, será recordado como su aporte más valioso al
futuro de la Iglesia. La geopolítica del Vaticano parece asumir claramente que
el crecimiento del Catolicismo, no dependerá de una Europa, que es la región
del mundo en la que avanza el secularismo y cae más la natalidad. El futuro de
la Iglesia se encuentra más en Asia y África, donde conversiones y fieles se
incrementan, que en las Américas donde ni avanza ni retrocede.
Un año atrás Francisco visitó Mongolia, un
gran país en términos territoriales entre China y Rusia, con 2 millones de
habitantes y sólo 2.000 católicos, donde ha nombrado al cardenal más joven, un
misionero italiano de 45 años. Ahora ha visitado Indonesia el cuarto país más
poblado y el primero de religión musulmana, donde el Catolicismo es una minoría
que vive en armonía. También estuvo en Timor Oriental donde es católico el 90%
y en Papúa Guinea donde lo es el 50%.
También en junio fue convocado por la
cumbre de jefes de gobierno del G7 en su calidad de “voz moral de occidente”.
Pero en los últimos días reapareció el
Bergoglio argentino que se enzarza en la política y cuyas actitudes se tornan
opinables.
Más allá de ello, siempre fue cuidadoso con
las interpretaciones del pasado que dividieran. Por es sorprende su
afirmación de “nosotros los argentinos,
que tenemos solo 600.000 aborígenes
sobre 46 millones de personas, acordemos de Roca, que les cortó la cabeza a
todos los aborígenes, una cosa vergonzosa”.
Los números que menciona son los del último
censo. Se autocalifican como aborígenes quienes viven en pequeñas comunidades,
manteniendo una unidad étnica. Pero la realidad no es que les hayan cortado la
cabeza,- esta actitud bárbara fue común en las guerras civiles pero no en los
enfrentamientos con los indios,- sino del mestizaje en el siglo XIX y el
aluvión inmigratorio en la primera mitad del XX.
La ciudad de Buenos Aires fue una “isla” que se
asemeja por su población a una ciudad de la Europa mediterránea. Pero basta entrar en el Gran Buenos Aires
para constatar que la Argentina mestiza es relevante. No en vano, se impuso el
término de “cabecita negra” en referencia a los militantes peronistas a
mediados del siglo pasado. Entrando en el interior profundo, hay quienes son étnicamente
indígenas, pero trabajan de maestros, policías etc.
Años atrás la UBA publicó un estudio que el
48% de los argentinos tenía sangre indígena en alguna proporción. En mi caso,
siempre supe que la tenía, aunque en forma imprecisa, a través de tradición
familiar. Ahora a través del ADN, Sé así que tengo 12% de sangre aborigen,-
mitad de la región pampeana y otro tanto de la andina,- y también 8% de
africana de la región del Magreb, es de la parte norte del continente.
La política da claros ejemplos de
mestizaje. El más relevante es el de
Perón cuya madre tenía origen indígena. También los tenía el último presidente
de la generación del ochenta Victorino de la Plaza también por el lado materno.
En este caso los rasgos eran mucho más evidentes que en el anterior.
Pero yendo al caso concreto de la llamada “Conquista
desierto”, se denomina así a la campaña que comanda Roca como Ministro de
Guerra y Marina, que permite al estado argentina avanzar hasta el Rio Negro.
Las fuerzas divididas en cinco desde el Atlántico
hasta la Cordillera de los Andes, están integradas por aproximadamente 5.000
hombres en conjunto. Parten hacia fines de abril para converger las cinco en el
Río Negro, frente a la isla de Choele-Choele, el 25 de mayo, para conmemorar
allá la fecha patria.
Roca manda la columna que marcha paralela
al Atlántico. El Presidente Avellaneda, ha designado capellán de la expedición
al sacerdote Mariano Espinosa. Tiene la misma edad que Roca 35 años. Viajan
juntos. Se trata de eclesiástico preparado, que el Concilio Vaticano I ha
cumplido en Roma funciones de Secretario del mismo.
Traban amistad. En 1900, en la segunda
Presidencia de Roca, es designado Arzobispo de Buenos Aires, cargo que ocupará
hasta su muerte en 1923. Este antecesor de Bergoglio, escribió un minucioso
diario sobre lo que vio en la campaña, el que fue publicado décadas después y
aporta un testimonio relevante sobre esta campaña que dista de las
interpretaciones que sostienen que fue un genocidio.
El plan militar se cumple con gran
exactitud. El 25 de mayo de 1879, las cinco columnas reunidas, lo conmemoran
con una misa, celebrada por el sacerdote Espinosa. De los 5.000 hombres que
están formados, aproximadamente el 20% son los llamados “indios amigos”, que
integran las fuerzas nacionales liderados por sus caciques.
Los partes de guerra dan cuenta de la
muerte en combate de 900 “indios de pelea”. (En la campaña que comandó Rosas
casi medio siglo antes fueran muertos casi cuatro veces más).
Roca asume la Presidencia al año siguiente.
Hace de la Orden Salesiana un eje central de
su política para integrar a la población indígena mediante la religión y
la educación. El ejemplo de ello es el
beato Ceferino Namuncurá, nieto del gran
cacique Calfulcurá, cuyo hijo Namuncurá lo concibe con la cautiva chilena Rosa
Burgos.
La relación de Espinosa con Roca se
prolonga durante más de tres décadas. En la Primera Presidencia, pese a las tensiones
con el Vaticano en conjunto convocan y despliegan a los salesianos. En la
segunda convergen para el restablecimiento de las relaciones.
Los procesos de cambio suelen ser violentos,
conflictivos y también injustos, pero en el caso argentino la incorporación de
los aborígenes se dio primero con su incorporación a la escuela pública
primero, al servicio militar después y al voto universal secreto y obligatorio finalmente.